La CTAA Rosario expresa su posición ante el intento de implementar la Mesa de Enlace de fuerzas de seguridad y militares

Por CTAA* | Más allá del presunto fin antes de nacer de la “Mesa de Encuentro Libertador General San Martín”, que se propuso como una articulación de entidades mutuales y del tercer sector, ligada a las Fuerzas Armadas y las Fuerzas de Seguridad del país, es importante trazar un posicionamiento al respecto.

Si bien estos agrupamientos existen en otros países, la novedad argentina está dada por la unidad de los sectores de las fuerzas de seguridad y las fuerzas armadas. En nuestro país los espacios de articulación son preexistentes a esta difusión, pero su ‘presentación al público’ adquiere, además de por lo expuesto, un agravante ubicado en el contexto nacional e internacional. Y en las últimas acciones públicas que se sucitaron en 2020 con personal armado en las puertas de la Quinta de Olivos y la Gobernación Bonaerense.

Lo problemático y grave de esta “Mesa de Enlace”, está referido también y principalmente a algunos de sus puntos programáticos, que buscan incidencia pública y política, más allá de constituirse en un “think tank” que puede ofrecer asesoramiento en materia militar o de seguridad (como lo fuera el CEMIDA en su tiempo) a la sociedad o al Estado en general.

La defensa corporativa y la promoción de políticas públicas desde una organización de estas características, va más allá de lo que podría pensarse como una sindicalización democrática de estos cuerpos por un lado (son todos retirados con jubilaciones pagadas desde el mismo Estado) o un espacio de organización mutual por el otro. Lo que busca es difuminar la todavía endeble línea de control civil sobre las fuerzas, recomponiendo el famoso Partido Militar, pero ya bajo un esquema democrático muy ambiguo y endeble.

Esto se debe a que se busca la articulación de cuerpos que “de facto” que detentan el monopolio de la fuerza cuando en otros órdenes legales y constitucionales, como los europeos, se encuentran totalmente separados.

Desde el campo popular, este asonada con olor a pólvora debe llevarnos a pensar y plantear nuevamente la importancia de la democratización (y profesionalización) de estas fuerzas, cada una en su orden y cada una subordinada al poder civil correspondiente, reduciendo su autonomía con fuertes esquemas de control ciudadano (como en el caso de las policías provinciales y fuerzas federales de seguridad) y parlamentario (como en el caso de las Fuerzas Armadas).

Vale recordar que venimos de cuatro años de gestión de Patricia Bullrich quien ‘empoderó’ a las fuerzas en su fase reaccionaria, premiando a asesinos que dispararon por la espalda y promoviendo que ‘no iba a tirar gendarmes por la ventana’ al margen de la gravedad de los hechos en los que se vieran involucrados. Ese cambio simbólico y práctico trascendental, enmarcado en una política internacional atravesada por golpes de estado, es un hito histórico de la democracia argentina.

Es importante ver la composición de esta “Mesa de Enlace” que busca a través de nombres de peso (Ricardo Cundom y Claudio Pasqualini, ex Jefes del Estado Mayor del Ejército y Bari del Valle Sosa, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas), dar relevancia a una movida que tiene sesgos ideológicos casi marcados y que por el otro lado, busca “horadar” por derecha al gobierno nacional, mediante una “guerra de posiciones” cultural muy marcada.

Para finalizar, pero no para cerrar este debate que merece una profunda seriedad que sigue siendo urgente, en un país donde los casos de violencia institucional y de participación militar en causas resonadas como el hundimiento del ARA San Juan, o los asesinatos perpetrados contra la comunidad mapuche por ejemplo, son moneda corriente, debemos ser una sociedad atenta a que estos ‘grupos de pensamiento’ no se transformen por acción u omisión gubernamentales en un lobby que busque impunidad para los responsables políticos y militares de los desastres que generan.

CTA Autónoma Regional Rosario

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